miércoles, 25 de mayo de 2011

Editorial


LA VILLA DE ORO
Desde que se empezó construyendo el castillo hasta que posteriormente se ha transformado en Palacio Ducal, el centro de la vida en Lerma siempre ha estado en la parte alta de la villa. En la última década esta parte se ha revalorizado, del mismo modo que el resto del pueblo. Sin duda la época de bonanza y la fiebre de ladrillo se ha hecho presente en toda España, y en Lerma no iba a ser menos. Pero por otra parte este crecimiento también se debe a que en el año 2003 se consolidó el Parador de Turismo en el Palacio Ducal. Desde entonces las cifras de turismo no han parado de crecer en la villa del Duque. Esta importante cadena hotelera ha sabido atraer a los visitantes de todas las partes de Europa, ya que cuenta con una proyección a nivel mundial y una cartera de clientes muy amplia, que hasta entonces la Oficina de Turismo no había conseguido captar.
Los empresarios del pueblo, no han sido menos, y han sabido aprovechar este fuerte impulso creando todo tipo de actividades, restaurantes y lugares de ocio para exprimir al máximo a los turistas que llegan a la villa. Todas estas estrategias han convertido al pueblo en una fuente turística de beneficios, especializándola en el sector terciario.
Pero del mismo modo que el dinero atrae a los políticos, este nuevo turismo ha atraído a otras empresas del sector servicios que han montado sus hoteles y restaurantes, lo que puede suponer, en un principio, una competencia directa contra el propio Parador ¿será capaz esta villa que no supera los 3.000 habitantes de conjugar el turismo entre todos los empresarios? Hasta ahora parece que no ha tenido problemas.
Por su parte el Ayuntamiento a través de la Oficina de Turismo y el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) colabora desde el primer día para contentar a los clientes de Parador y los demás establecimientos, ofreciéndoles todo tipo de paquetes turísticos de la ribera del Arlanza (visita de bodegas, rutas de senderismo, campo de golf…), todo esto le otorga una oferta de ocio, que contenta, y mucho, al turismo de calidad.
Con todo esto, algo tiene que tener la villa del Duque que no hace más que atraer a masas, un buen ejemplo de ello es el Convento de las Clarisas. En toda España los conventos de clausura, de cualquier orden religiosa, decaen y desaparecen por falta de relevo, mientras que en Lerma existe un boom de jóvenes con sus carreras universitarias y procedentes de buenas posiciones que encuentran la vocación y todas ellas han asegurado coincidentes en que no fueron felices hasta su reencuentro con Dios. Tan grande ha sido el incremente que en Lerma vivían más de 100 mujeres en un espacio adecuado para unas 35. Ahora la mayoría se han trasladado al monasterio de La Aguilera, cedido recientemente a las Clarisas.

No se sabe donde reside el éxito de esta villa, si serán las edificaciones de piedra caliza, el agua del río Arlanza, los numerosos conventos, la fábrica de bizcochos o en los propios habitantes, pero lo que está claro es que ha conseguido el éxito.


No hay comentarios:

Publicar un comentario